Parte de los efectos de un estrés crónico se deriva la ansiedad la cual se define como una respuesta fisiológica derivada de la activación continuada de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA) de nuestro organismo (Escudero, 2020). Esta produce reacciones psicofisiológicas que activan intensamente el sistema nervioso de todo el organismo (CLINIC Barcelona, 2019).
Así como en el estrés, dentro de la ansiedad existen dos tipos la primera catalogada como normal, saludable y necesaria; ya que se habla de la ansiedad como una emoción, que nos da sentido de alerta y la crónica la cual tiene afectaciones graves a nivel nervioso. Además, la ansiedad en determinados momentos es adaptativa y favorece la supervivencia (Gómez, s.f.).
Al ser una emoción forma parte esencial en la vida de cualquier persona y por ende no se puede eliminar, sino que el proceso es aprender a tolerarla y manejarla. A través del cerebro se generan los mecanismos de las reacciones provocadas por la ansiedad, ya que el cerebro humano manipula y combina la información del pasado en forma de recuerdos con la información de la presente manifestada en situaciones actuales de esta forma anticipa y prevé el futuro a través de consecuencias (Clinic Barcelona, 2019).
El mecanismo es sencillo cuando una situación actual se parece a un recuerdo, la memoria se activa para generar las mismas sensaciones y emociones ya sean buenas o malas, es decir, si la situación provocó miedo o pánico, fácilmente se generará en la situación actual. Es por ello, que en las situaciones de peligro indiferentemente si es real o imaginario es posible que se produzcan reacciones a nivel cerebral así como hormonal, estas activarán el cuerpo al sentir una probable amenaza, logrando que toda la atención de este se centre en la situación como método de sobrevivencia.
Físicamente, en una crisis la persona cree no poder respirar por lo que respira más fuerte, el corazón empieza a bombear con mayor velocidad, como consecuencia los músculos se preparan para defender y se tensan, a su vez los poros de la piel se cierran. En la misma situación mentalmente el cerebro libera hormonas (glucocorticoides) ya que generan un efecto antiinflamatorio para evitar daño físico en los tejidos y órganos. En el momento en el que el cuerpo detecta que el peligro ha pasado, esta alarma generada a nivel cerebral se desactiva, el sistema nervioso se vuelve a equilibrar y el miedo o la ansiedad se reducen.
Por su parte, en la ansiedad crónica se derivan trastornos caracterizados por mostrar un miedo, pánico, fobias, ansiedad intensa y/o una preocupación excesiva, sin amenaza alguna (CLINIC Barcelona, 2019).
Dentro de los tipos de ansiedad se consideran seis; agorafobia, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social, ansiedad por separación, y fobias específicas. La agorafobia es el tipo de ansiedad que teme a lugares y situaciones de pánico, no le teme al lugar en sí, si no a las consecuencias de encontrarse expuesto a este lugar (Corbin, s.f.)
El trastorno de ansiedad generalizada se identifica por preocupaciones persistentes por situaciones comunes de rutina, en este caso la preocupación es desproporcionada y es difícil de controlar, por lo general se da junto con la depresión. Como plantea Tapia (2021) “Existe un trastorno de ansiedad generalizado, que parte de una persona que se preocupa todo el tiempo por diversas cosas del día a día, hasta el punto de que estas preocupaciones afectan al sueño, la capacidad de concentración o la persona se siente muy tensa o fatigada”.
El trastorno de pánico también conocido como crisis de angustia involucra tener episodios de sensaciones repentinas de ansiedad y miedo que llegan a niveles máximos en cuestión de minutos dando la percepción de tener un ataque al corazón, este tipo de ansiedad es muy debilitante. Los ataques de pánico consiguen su pico a los 10 minutos y pueden durar hasta media hora, pueden ocurrir varias veces al día o solo una vez cada cierto tiempo (Corbin, s.f.).
El trastorno de ansiedad social viene enfocado en el miedo al rechazo, estas personas suelen evitar situaciones donde queden expuestos frente a otros, como lo es hablar en público, pero puede llegar a ser tan drástica que se puede sufrir incluso cuando se come frente a otros. Es común confundir la fobia social con la timidez.
La ansiedad por separación se presenta por lo general en niños y existe cuando se muestra un grado de angustia superior para el desarrollo por la separación de las los papás. También se puede presentar en cualquier etapa por ejemplo cuando un padre muere (Psychology Today, s.f.).
Las fobias especificas son miedos a objetos o situaciones específicas, en su mayoría de desarrollan por una mala experiencia, sin embargo otras no tienen una causa específica (MayoClinic, 2018).
Según varios estudios indican que el no recibir tratamiento adecuado ante los trastornos de ansiedad tienden a agudizarse, y a su vez a adquirir otros trastornos psiquiátricos como la depresión o adicciones (Forcadell, Lázaro, Fullana, & Lera, 2019).
En pocas palabras, el estrés es una reacción ante una situación y la ansiedad es una emoción, reacción al propio estrés, que no controlada se convierte en una patología mental.